Germán Rocardo, el coordinador del Teléfono de la Esperanza en Alicante (965 131 122), corrobora que han recibido más llamadas de las habituales en los días siguientes a la muerte de Érika. Algunas eran de familiares. «Están preocupados por sus seres queridos», describe.
El personal que atiende este servicio las 24 horas les cuenta los síntomas más frecuentes que deben servir de señal de alerta al entorno familiar: se aprecia en las personas abatidas y desencantadas cambios drásticos en el comportamiento y estado de ánimo. Las que sufren una depresión o están pasando por un mal momento también suelen aislarse de su entorno familiar y de sus amigos.
Como consejo a cualquiera que se inquieta por un familiar deprimido, ellos dan como la mejor receta acompañarlo lo más posible y darle afecto, que no se sienta solo.
De hecho, muchos fingen la depresión sólo para llamar la atención.
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